¡RESISTID, PARTISANO, RESISTID!
- Influencia Digital

- 17 jul 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 24 jul 2020
Roberto Romero Zavala
El desgaste psicoemocional que ha llegado de invitado con la crisis sanitaria es, de cierta forma, consecuencia también de la constante y agotadora insistencia del tema en casi todos los aspectos de nuestra “nueva normalidad”. Y es que los titulares de todos los medios de comunicación nos bombardean día y noche con información que gira en torno al nuevo coronavirus, por otro lado, la mayor parte de las acciones del gobierno en los últimos meses están directa o indirectamente dirigidas a “enfrentar” este nuevo paradigma.
Y no es para menos, es una crisis sanitaria que tiene que poner en alerta a todos los niveles de gobierno y a todos los poderes también.
Pero ¿qué tan eficientes y eficaces resultan sus acciones?
Veamos unos ejemplos; los ciudadanos de a pie, los que salen todos los días devotamente a trabajar, ya sea en trabajo fijo o en busca de su ingreso diario; o la madre o padre de familia que tiene que salir por los víveres esenciales, los que necesitan hacer un trámite o llevar a un familiar al servicio médico (y no precisamente a causa de Covid-19) o el seguimiento del embarazo de una mujer, los que necesitan del transporte para realizar actividades esenciales para su vida y todos los que no se pueden permitir llevar un confinamiento permanente y estricto pues su situación no permite llevarse al resguardo total, ¿qué tan bien les han caído las acciones del gobierno en torno a la pandemia y su contención?
A pesar de las ya menguadas y fofas acciones del gobierno federal para enfrentar el caos sanitario, en el Estado de Tamaulipas, por poner un ejemplo entre tantos, el ejecutivo estatal consideró expedir una serie de medidas para contener los contagios, asumiendo como su acción principal la limitación de la movilidad social, y se establece que, de lunes a domingo a partir de las 22:00 y hasta las 05:00 horas, se suspenden todos los trabajos, labores y/o servicios en los 43 municipios del estado, con excepción de las farmacias, unidades médicas y hospitales.
Pero ¿realmente se contienen los contagios limitando la movilidad de 10:00 pm a 05:00 am?
Ahí mismo, el Gobierno del Estado facultó a los gobiernos municipales a actuar en consecuencia como autoridades auxiliadoras para vigilar que se cumpla su decreto. ¿Qué pasó después?
Bueno, en el caso específico del municipio de Tampico el resultado fue el siguiente:
Los famosos cierres de calles para el tránsito vehicular no se hicieron esperar, en este caso y como en muchos otros municipios, sólo fue el cierre del primer cuadro de la ciudad, ocasionando que gente que necesita movilizarse forzosamente por esa zona lo haga caminando, exponiéndose directamente, como si el virus sólo transitara por el centro, en carro y no por las demás vialidades.
Se suspenden los servicios de transporte público todos los fines de semana y únicamente en fines de semana, ocasionando problemas laborales que se traducen en económicos para quien los reciente, al no poder llegar a trabajar o a abrir su negocio, y claro sin dejar aún lado la idea de que es sólo dos días a la semana, porque los otros cinco el bicho descansa.
Vienen los cierres de supermercados, que curiosamente son los que mejores filtros sanitarios manejan, pero dejan operar a mercados, mercados rodantes y tianguis, cosa que no cuestiono, no está mal, los pequeños comerciantes y los productores locales se benefician y lo aplaudo, pero no les otorgan las medidas sanitarias mínimas para su operación, ni la supervisión del cumplimiento de éstas. Con esta medida también se saturan los supermercados y tiendas de autoservicio una noche antes del cierre total, y ¿qué cree que puede pasar en esas aglomeraciones, distinguido lector? ¡Exacto, CONTAGIOS!
Y como cereza del pastel, comienzan los operativos de tránsito municipal para limitar la movilidad en los horarios antes mencionados, acción que está al borde de infringir un derecho constitucional y que como generalmente sucede, se presta para arbitrariedades por parte de la autoridad para conseguir su bendito moche.
Entonces, ¿con eso se contienen los contagios de covid-19?
Por supuesto que no, por el contrario, causa estrés, ansiedad y desgaste psicoemocional, como si no fuera suficiente el estar lidiando con un virus que puede matarnos y con un sistema de salud colapsado desde hace mucho y no a causa de la reciente pandemia. Teníamos una situación precaria y se volvió crítica con la tristemente célebre puesta en marcha del INSABI y la disminución del presupuesto en salud.
Siempre hay una manera, siempre hay una solución, hace falta ser pragmáticos y diseñar estrategias que procuren dar eficiencia y eficacia al recurso, lo que sirve se hace, lo que no, ni se intenta; pero logrando una interrelación y comunicación bipartita entre gobierno y ciudadano para afrontar juntos los problemas, de eso trata la buena gobernanza y es el objetivo al que debemos caminar.
¿Cómo cambiaría todo si se utilizara el recurso ocupado en operativos inservibles y en su lugar poner filtros sanitarios en puntos estratégicos? la idea de vigilar la sanitización a profundidad en cada vuelta del transporte público, limitar el cupo y verificar que concesionarios adopten las medidas necesarias para disminuir la probabilidad de contagio, puede servir. Prevención en vez de punición.
Mantener controles en mercados, tianguis y rodantes con rutas de entrada y salida con módulos de vigilancia y sanitización cada cierta distancia, puede funcionar. Crear pánico en los compradores por limitar sus días de compra, al más puro estilo dictatorial, generando aglomeraciones innecesarias, ¡no!
En el caso de Tamaulipas, implementar el “hoy no circula” todos los días ¡no funciona!, pues aquel ciudadano que no es privilegiado con el hecho de tener otro vehículo con terminación diferente de emplacado, tomará el transporte público (el día que no esté cancelado) y ¿qué puede pasar? Bueno, ya lo saben…
A lo que me refiero es que, si no nos ayudan, ¡no la pongan más difícil!
Nos toca lidiar casi solos con un virus hasta hace poco desconocido por la humanidad, pero eso sí, siempre críticos de lo que no es correcto y aplaudiendo los aciertos, aunque sean pocos. Nos toca protegernos, proteger a los nuestros y esperar que el tiempo nos encause al buen camino, porque de los otros, ni qué esperar.
Por lo pronto: ¡resistid partisano, resistid!

Roberto Romero Zavala
Licenciado en Derecho
Maestro en Ciencias Políticas y Administración Pública







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