LA VIDA EN LA MAQUILA
- Influencia Digital

- 17 jul 2020
- 2 Min. de lectura
José Aurelio Ruiz Argüelles
Son las 6:30 am, los taxistas gritan con fuerza: “¡puerta del sol!, ¡punta del descanso!” en la entrada de las maquiladoras, miles de trabajadores tempoalenses terminan su turno y otros apenas lo inician (algunos de 12 horas). Así es la vida diaria en las ciudades fronterizas de Reynosa, Matamoros y Nuevo Laredo, también en las no fronterizas como Monterrey. Son flujos migratorios que día a día aumentan, la solidaridad existe mediante familiares o amigos que reciben a los nuevos migrantes.
La diversidad cultural en las maquiladoras es sorprendente. Un 80 por ciento de las y los trabajadores nació en el Estado de Veracruz o sus padres lo hicieron. Es un mundo dentro del mundo. En estos centros laborales se han conocido personas que, unos meses más tarde terminan casadas. Es un espacio de amistad, de camaradería, se busca aligerar las largas jornadas laborales con chistes, echando plática a la hora de comer, que más bien no es una hora, pues son 15 minutos. A los nuevos se les ayuda, aunque también existen, como en todo ambiente laboral, viejas rencillas entre empleados ya con antigüedad. No es nada raro que, en el área del comedor conozcas a personas de tu misma colonia o comunidad, pertenecientes a Tempoal.
Ante la poca oferta empleos de calidad, nuestra región ha sido por años expulsora de miles de personas, las cuales han encontrado la forma de mejorar sus ingresos trabajando en el norte. Y no es que las llamadas maquilas tengan las condiciones laborales perfectas, pero brindan un sueldo mayor que el promedio en nuestra huasteca, aproximadamente se gana $5,500 al mes con posibilidad de llegar a los $10,000 con horas extras.
Para algunos trabajar en maquiladora puede llegar a ser monótono y cansado, desesperante diría yo, pero también es una posibilidad (en muchos casos la única) para adquirir bienes básicos necesarios, ayudar a familiares que siguen en la comunidad, hacerse de una casa y por qué no, también darse gustos de vez en cuando. La carnita –o pollo- asado no deben faltar el fin de semana, reunirse con la familia, parientes y viejos amigos hacen más amena la estancia en una ciudad a primera vista muy distinta a Tempoal, pero que, pareciera ser, acumula cada día más rasgos culturales tempoalenses.
Hay una deuda histórica pendiente con la zona huasteca. El crecimiento económico en México ha sido inequitativo por décadas, lo que ha provocado el terrible engrosamiento de la desigualdad económica. Hoy existen enormes esperanzas de que la situación mejore en nuestro región. Ya se están inyectando potentes inversiones públicas y privadas como el caso del Tren Maya y el nuevo Aeropuerto en CDMX que generan decenas de miles de empleos, esperemos que también nuestra región se beneficie muy pronto, en la cual existen mujeres y hombres trabajadores pero sin oportunidades de movilidad social. No nos vamos por gusto de Tempoal, nos vamos por necesidad, nos vamos porque nos obligan… las circunstancias económicas.

José Aurelio Ruiz Argüelles
–Licenciado en Ciencias Políticas y administración pública por la UNAM
–Diplomado en Presupuesto basado en Resultados por la SHCP







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