¡HAZLO TÚ MISMO!
- Influencia Digital
- 5 oct 2020
- 5 Min. de lectura
Alekcy Benítez Ahumada
El texto que he escrito se vincula con un tema actual y la forma en que me ha tocado a nivel personal; ya que creo que la pandemia del CORONAVIRUS nos ha obligado a reflexionar sobre nuestro papel individual en el desarrollo de la sociedad.
Este año 2020 ha significado un parteaguas para el mundo entero, la historia de la humanidad ha tenido momentos clave o coyunturas especiales que han provocado cambios de rumbo, rupturas, giros, reorientaciones, posicionamientos y nuevas definiciones. Mismas que van formando a los hombres y a las mujeres desde el punto de vista social y de convivencia; determinando las estructuras económicas, las ideologías predominantes, las relaciones con el medioambiente y entre los pueblos y las razas, entre muchas otras cosas.
En una didáctica línea del tiempo podemos ver qué acontecimientos en México, por ejemplo, derivaron en la conquista española y de ahí seguro identificaremos la situación del país que nos llevó a la independencia nacional y los convulsos años de la formación de la República que dieron cuerpo al país, hasta la Revolución Mexicana, que engendró entre otras cosas el Priato de 70 años, cuya historia termina casi al mismo tiempo en que el neoliberalismo, fue instalado como sistema político-económico en nuestro país.
De igual manera nos daremos cuenta del desarrollo de los derechos humanos, el reconocimiento al voto femenino, la revolución Cristera, la revolución de la información a través de las redes sociales, el calentamiento global, los movimientos progresistas y las resistencias conservadoras, el discurso contra la discriminación y la discriminación en los hechos, el crecimiento del feminismo y las discusiones de género, las contradicciones necesarias y las incontables evidencias también de la influencia de tendencias externas del mundo y las demás naciones, que dan curso a las diversas direcciones que toma el planeta en esta era que ha ido mucho, pero mucho más allá, de la aldea global de Marshall McLuhan.
Nuestra nación, nuestra aún joven nación, si reparamos en que acaba de cumplir 210 años de Independencia, está plenamente incorporada a la aldea global definida por Marshall McLuhan, y me atrevo a señalar que es parte importante de la misma. Integra uno de los más grandes mercados del mundo en alianza con Estados Unidos y Canadá y camina, con todo y sus lastres internos y ancestrales, al ritmo acelerado que marcan los países más desarrollados. Por tanto, la pandemia del CORONAVIRUS nos llegó con la misma fuerza e intensidad y paralizándonos casi por completo, como a todos los demás países del globo.
Eso, me hizo sentir que el mundo en general, estaba haciendo un alto; y que nosotros por igual teníamos que hacer un alto y pensar y cuestionar. A nivel personal yo acabo de vivir un evento en mi linea de vida muy significativo, mi jubilación luego de 31 años de servicio activo de cara a la sociedad en el sector público y aunque fue una forma de detenerme, en realidad, no lo hice, continué con la inercia y me ocupé en otros asuntos que, como cosa del destino, han servido para que la reflexión obligada por el CORONAVIRUS, tome aún más sentido.
Luego de preguntarme sobre los asuntos relacionados con la pandemia, mi razonamiento se ligó inevitablemente con la influencia definitiva que el hombre y la mujer hacen en el devenir de los acontecimientos a través de sus procederes y cómo las consecuencias en ocasiones negativas que estos tienen, nos llevan a la necesidad de cambiar.
Cambiar las actitudes, cambiar las acciones, cambiar las estructuras, cambiar las relaciones, cambiar las expectativas, cambiar las condiciones, cambiar las costumbres, cambiar el servicio público, cambiar la forma de hacer política, cambiar los escenarios y también los actores. Y lo más importante, cambiar nuestros estados de inacción y tomar parte, actuar para cambiar lo que no nos gusta, lo que sabemos que está mal, lo que debe mejorar para todos.
Abandonar la vieja costumbre mexicana de esperar a que otros lo hagan por nosotros, o que el gobierno lo resuelva, entregándole con ello, nuestro futuro en un cheque en blanco. Y decidirnos al fin, a tomar parte, a participar, a proponer, a opinar, a arriesgarnos, a equivocarnos en el intento; para devolver con nuestra acción, algo de lo mucho que hemos recibido; y no para servirnos, enriquecernos y vanagloriarnos de éxitos impropios, como la grandeza natural de esta tierra.
Tempoal, tierra bañada por los rayos del sol
iluminada por el caudal de tu río
ríes a la muerte y lloras a la vida
en el eterno contraste de tu existencia
Esto lo escribí hace años, cuando mis hijos eran niños y tenían que participar en los honores a la bandera con poesías cívicas y conmemorativas, alardeando sobre la belleza y la grandeza de nuestro pueblo, grandeza que ha quedado atrás y que soñamos siempre recuperar.
Y en estos tiempos en que estamos en vísperas de un nuevo proceso electoral, recuerdo que cada ciclo de siembra confiamos en que alguien encabece el esfuerzo de recuperar la grandeza y prosperidad de la otrora “Capital Ganadera de México”, y seguimos dejando esa decisión en manos de otros o de los mismos, que ya han demostrado cuáles son sus verdaderos intereses.
Nos llenamos de esperanza de que vendrán días buenos que nunca llegan, porque la política sigue mal interpretándose, porque en México se ha convertido en un negocio y ha perdido su función social de comunicar y unir a la gente para conseguir propósitos comunes de bienestar.
Aunque reconozco que es un riesgo ejemplificar, ya que algunos adorarán el ejemplo y otros lo odiarán -ambos extremos por prejuicios más que por razones- creo que el actual presidente de la República es evidencia de que todo México, -lo que nos incluye- está pidiendo una nueva forma de hacer la vida pública.
El lastre de la desigualdad que en todas las épocas ha distinguido a nuestro país, hoy se encuentra más presente que nunca; las administraciones neoliberales que hemos tenido en los últimos 30 años hicieron más hondas las brechas y prácticamente institucionalizaron la corrupción.
Por tanto, si creemos que las cosas pueden hacerse de otra manera, creo que ha llegado el momento de actuar, en un mundo que cambió y nos cambió de la noche a la mañana, en un mundo que nos obligó de forma drástica a volver a lo natural, a valorar la vida, la salud y la familia; en un mundo, que nos está regresando a nuestras tradiciones en su forma más esencial y que nos hace conscientes de nuestra responsabilidad.
Mi abuelo siempre decía, si quieres que las cosas se hagan, hazlas tú mismo, por eso hoy, les invito a dejar de ver los toros desde la barrera y desde el rol que nos corresponde o elegimos jugar; asumir nuestra responsabilidad y actuar; los que solo contamos con nuestro intelecto y nuestras manos para trabajar, no tenemos nada que perder y mucho que aportar y sumar… participando.
Por eso es que me atrevo a colaborar y a experimentar con este grupo de jóvenes entusiastas de Influencia Digital, porque creo que su intención es sana e inteligente y están sembrando… de verdad.

Alekcy Benítez Ahumada
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